Es esa segunda, o ya incluso tercera, oportunidad que buscas, para volver a intentarlo, pero para la que no encuentras motivos para dar. Porque llega un momento en el que piensas que alomejor la persona que no crees, es la más indicada; puede que por algo ya pasado, pero sabes que por su forma de ser no te va a fallar, o al menos no te va a fallar tanto. O simplemente llegues a la conclusión de que lo mejor es darse un tiempo, con todo, con todos.
De no pensar en lo que podría haber pasado y pensar más en lo que va a pasar contigo mismo.
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