Podrán pasar mil años, pero para mí, una de las peores épocas del año, por no decir la peor, es cuando el verano se acaba. Cuando sabes que tienes que volver a la rutina, que las cosas van a cambiar, que tienes que volver a sentar la cabeza y acabar algunas cosas que se empiezan en verano. Es el momento en el que vuelves a tú casa, a Madrid, al colegio, a ver a tus amigos y amigas, y a los que son algo más o algo menos.
Con esto no quiero decir que no tenga ganas de volver a verles, porque si. Pero dejar de ver todos los días, a todos los personajes que han echo este verano increíble, no es fácil, para nada. Dejar el sitio en el que has pasado todo el verano, con sus pros y sus contras, es duro.
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